lunes, 2 de mayo de 2011

El peligro de publicar tu trabajo (II)



Sábato en "El escritor y sus fantasmas", página 16:

Por qué dejo transcurrir tanto tiempo entre El Túnel y Sobre héroes y tumbas? ¿No le gusta escribir novelas?

No. Me atormenta mucho, no es un goce ni un pasatiempo. Y aunque respeto a los que escriben todos los días y publican todos los años, yo no puedo hacerlo. No puedo sino escribir sobre las grandes crisis que atravesamos en nuestra existencia, esas encrucijadas en que nuestro ser parece hacer un balance total, en que reajustamos nuestra visión del mundo, el sentido de la existencia en general. Esos periodos del hombre son pocos, muy pocos: el fin de la adolescencia, el fin de la juventud, el fin de la vida. Lástima que no pueda darse el testimonio final. Ahora bien, lo que pasa es que todos hacemos muchos bocetos para esos cuadros cruciales. Y algunos los publican. No sé si tienen razón o no, pues podría ser que en un boceto demos con más espontaneidad o soltura lo que luego creemos dar más cabalmente en el cuadro final. No lo sé, pero lo que sé es que yo no me siento inclinado a publicar todas esas experiencias intermedias: por modestia o por arrogancia. Por otra parte, si genios como Stendhal han dejado un par de libros, si un portento como Cervantes pasa a la historia del arte con una sola novela ¿por qué exigirle diez o veinte o cincuenta a escritores menos garantizados? En lo que a mí se refiere, me daré por satisfecho si antes de morirme logro escribir una novela que resista el tiempo.

Bueno, ¿y por qué exigirse a uno mismo media línea?

Mejor hagamos como un conocido mío: dado que no es posible conocer la realidad, malinterpretemos a nuestro favor: por malo que sea un cuento, nunca es tan malo como para que sea recordado por eso durante más de una generación. Y si eso no es suficiente, hombre, siempre puede caer un meteorito, ¿no?

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